jueves, junio 26, 2014

EL MIEDO A LA TUBERCULOSIS

Hace ya muchos años en Aceuchal, mi pueblo, participé en un acto que se celebró en el llamado Salón Moderno, del Pozo de Arriba. Dicho salón se utilizaba como teatro y, sobre todo, para proyectar películas de cine. Pero servía también, como en la ocasión a la que me refiero, para celebrar actos públicos. En este caso se trataba de concienciar a la gente con una campaña contra la tuberculosis.
Entre las personas que estábamos en el estrado, en esta ocasión, recuerdo al director escolar D. José Pérez de Guzmán, el médico local D. Agustín Delgado, el director del Dispensario Antituberculoso de Almendralejo, Dr. D. Fernando Aixalá y yo mismo.
Yo opté por hablar del tema desde el punto de vista del hombre de la calle, fijando mi atención en el instintivo temor que el público sentía por la enfermedad en cuestión, así que di a mi intervención el título de “El miedo a la tuberculosis”.
Empecé por subrayar el hecho de que en Aceuchal se solía emplear la palabra “enfermar” con una acepción muy concreta: contraer la tuberculosis. Si te decían de alguien que “había enfermao”, lo que te querían decir era que había contraído la tuberculosis. Y que lo más probable es que no saliera vivo de su enfermedad. Contraer la tuberculosis era algo equivalente a lo que hoy es contraer el cáncer. El síndrome del miedo a la tuberculosis ya lo había experimentado yo desde mis tiempos de seminarista, cuando nos llevaban al dispensario a pasarnos por rayos. En una de esas ocasiones, al compañero que iba delante de mí, le descubrieron una lesión pulmonar. Oí que el radiólogo decía a la enfermera:
_ Pleuresía.
Y yo me puse visiblemente nervioso. La enfermera me dijo: “Usted lo que tiene es tisifobia”. Afortunadamente, yo sabía por entonces el suficiente griego como para entender que lo que yo tenía era, precisamente, “miedo”, un miedo cerval a la tuberculosis. No era para alarmarse. Pasé la revisión con la garantía de que mis pulmones estaban totalmente limpios.
Fue años después, cuando yo había ya abandonado el Seminario, cuando un catarro mal curado me llevó a visitar en Almendralejo al Dr. Aixalá. Me estuvo auscultando y notó algo raro. Y yo lo advertí cuando me dijo poniendo cierto énfasis en la voz:
_ ¡Respire, respire!
Luego me puso ante la pantalla de rayos X. Y tras haberme visto detalladamente me anunció que tendría que hacer reposo en la cama, a partir de ese mismo día. Me prescribió un análisis que llaman baciloscopia, al que hube de someterme en días sucesivos. El analista era el Dr. D. Arnulfo Peña. Hubo de repetirse el análisis pues no lograba echar más que saliva. Yo le dije que cuando expectoraba algo era por la mañana, así que tuve que volver al día siguiente. Don Arnulfo me ofreció un cigarro mientras hacía su trabajo. Me invitó a asomarme al microscopio:
_ Tranquilo, hombre. Mire: no se ven bastoncitos rojos. (Sobre el fondo azul de metileno, caso de haber bacilos de Koch, éstos tenían que destacarse en color rojo)
Aixalá me dio una carta para mi médico de cabecera. El informe decía:

Amigo Delgado: este chico presenta unos infiltrados iniciales en el pulmón derecho distribuidos sobre una amplia superficie. Y aunque la exploración radiológica se presta a la suposición de una siembra a partir de cavitación, ni ésta es visible por el momento ni se ha descubierto BK a pesar de repetir dos veces la baciloscopia. Instituimos, pues, un tratamiento de reposo y quimioterapia.

En efecto, el Dr. Aixalá me recetó la estreptomicina (2 gramos por semana, uno el martes y otro el viernes) Además debía tomar después de las comidas unos comprimidos que él me facilitaba de las muestras de los laboratorios. El nombre del fármaco era HIDRUN y el envase ‘aclaraba’: hidracida del ácido isonicotínico. El tratamiento fue de lo más eficaz y al cabo de unas pocas semanas los infiltrados se habían reabsorbido casi por completo. No obstante, la prudencia aconsejaba no echar las campanas al vuelo y esperar a que todo estuviera normalizado, pues aún se podían observar algunas “telarañillas” en la parte más alta del pulmón. Tras de las hidracidas tuve que tomar otro fármaco (por cierto, bastante caro en aquellos tiempos). El fármaco, me acuerdo bien, se llamaba Dipasic. Fue cuando mi madre tuvo que sacar un préstamo del Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Badajoz.
Yo tuve, pues, una tbc (así se solía velar el nombre horrible de la tuberculosis) pero no era de las que se contagian. Estaba justificado que mi ex–novia nunca fuese a verme (es verdad que yo se lo había puesto fácil, pues reñí con ella unos días antes de encamarme) y yo nunca se lo reproché, pues sabía por demás que ella, por ciertos antecedentes familiares, tenía verdadero pánico a la enfermedad por antonomasia. En su caso la “tisifobia” estaba más justificada que en el mío. Yo puedo afirmar que salí curado, no sólo de mi tuberculosis, sino también de mi “miedo a la tuberculosis”, mi tisifobia, como diría aquella enfermera socarrona.
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NOTA: La ilustración nos muestra el BK visto al microscopio

miércoles, junio 25, 2014

¿HAN OÍDO ALGUNA VEZ EN SU PUEBLO LA EXPRESIÓN “AL VENTISTATE”?

O, también, “al ventestate”, según parece que se dice en algunas partes. Yo sí la oí más de una vez en Aceuchal: recuerdo que era una expresión habitual de mi madre. Y por esto pido ayuda a mis paisanos piporros que reconozcan este modismo (sobre todo a la gente mayor de 70 años) que me expliquen, lo más claramente posible, en qué circunstancias se usa (o se usaba) dicha expresión y, en definitiva qué quiere decir. El caso es que un amigo mío, aficionado a esta clase de curiosidades, me ha comentado recientemente la frase y quisiera contrastar conmigo si yo también conocía la expresión. Este amigo es de Almoharín y allí se suele emplear la forma “ventestate”. Yo lo que recuerdo es que mi madre decía “ventistate”. Creo que decir que algo estaba “al ventistate” era como decir que estaba abandonado, al descuido, en desorden... Pero no recuerdo los contextos de la expresión que, sin duda, podrían facilitarnos su interpretación exacta en cada caso.
Espero que alguien que lea esta petición de ayuda tenga la amabilidad de tomarse la molestia de contestarme. Mucho se lo agradeceré.

lunes, junio 23, 2014

SILUETAS (II)

Uno de mis más leales amigos desde la época de estudiantes en el Seminario de Badajoz fue y sigue siendo Ángel Balbuena, residente actualmente en Badajoz. Nació en Entrín Bajo y vivió algún tiempo en Atalaya, donde ejerció como médico su padre. Aquí va la silueta de Ángel Balbuena.

SILUETAS (I)

 

La figura representada por esta silueta corresponde a Leandra, de Atalaya (Badajoz). Durante dos cursos escolares consecutivos ejercí de maestro de primera enseñanza en esta localidad. Esos cursos corresponden a los años 1960/1. A Atalaya volví en 1967 para casarme con mi actual esposa y madre de mis hijos, Mercedes.

viernes, junio 20, 2014

ALMANAQUE DE LA ILUSTRACIÓN (quater)

Me resultaba fascinante esta ilustración, evocadora de un paisaje desolado, solitario, a la hora misteriosa del crepúsculo vespertino. Esos buhos acurrucados en las ramas de un arbusto son la única señal de vida en la inmensa desolación de la campiña. La contemplación del dibujo era una aliciente que servía de estímulo a la imaginación romántica de un muchacho que aún no había salido de la adolescencia. El  teenager  que yo era por aquellas fechas, entre los años 1946 y 1952.

El título del relato, como puede verse, era VIAJE REDONDO, y el autor del mismo el ilustre Clarín. El celebrado autor de  La regenta. El relato se incluye en uno de sus libros de cuentos. Tengo que buscarlo un día de estos, pues he perdido la pista al libro por el momento.


ALMANAQUE DE LA ILUSTRACIÓN (ter)

Reproducción fotográfica de una de las ilustraciones del ALMANAQUE DE LA ILUSTRACIÓN (1896), una de las que yo solía copiar a tinta china. Esta ilustración fue copiada por mí al menos una vez. Pero no sé a donde fue a parar. No la conservo. En cambio, la que se reproducirá en la próxima entrada la reproduje, de seguro, más de una vez, aunque no conservo ninguna de las copias. Sé que una de ellas fue a parar a la colección de mi paisana y amiga MAHIZFLOR, de Aceuchal.

martes, junio 17, 2014

GARCÍA DE LA HUERTA, EL CANTOR ZAFRENSE DE LOS PRIMEROS REYES BORBONES

El próximo rey de España, Felipe de Borbón, será el VI de los reyes españoles que han llevado el nombre de Felipe. Su antepasado más próximo con este nombre fue Felipe V, que inaugura en España la dinastía de los reyes Borbones. Tuvo varios hijos que fueron, sucesivamente, reyes de España: Luis (que murió al poco tiempo de tomar el relevo a su padre), Fernando (VI) y Carlos (III).
Contemporáneo de estos primeros Borbones españoles fue el poeta de Zafra, Vicente García de la Huerta. Nuestro paisano, bien asentado en la Corte, fue algo así como el poeta oficial de la dinastía borbónica española. Él asumió el cargo de celebrar los eventos, ora felices, ora adversos, relacionados con esta dinastía. Así cuando falleció la reina consorte de Fernando VI, Bárbara de Braganza, Huerta escribió un epicedio o endecha, lamentando el óbito. Al año siguiente de esta muerte falleció Fernando VI. Y Huerta hizo el correspondiente epicedio laudatorio en latín. A Fernando VI le sucedió su hermanastro Carlos (III), hijo de Felipe V y de Isabel de Farnesio. Huerta no llegó a conocer como rey a Carlos (IV), hijo de Carlos III. Sí, lo conoció como Príncipe de Asturias. Cuando éste fue proclamado rey de España (1788), ya había fallecido el poeta de Zafra.

García de la Huerta fue el panegirista de los primeros reyes de la dinastía borbónica. Con ocasión de la subida al trono del tercero de los hijos de Felipe V, Huerta compuso un poema encomiástico en latín, en el que imagina que visitó el cielo (Elysium) y allí tuvo ocasión de encontrarse con los primeros Borbones, ya difuntos. La musa que lo transportó a las moradas celestes fue Urania. Allí vio, entre otras personalidades, a los parientes de Isabel de Farnesio (reina consorte de Felipe V), como el célebre Alejandro Farnesio. Y a Luis XIV, abuelo de Felipe V; y al propio rey Felipe V, ya difunto, junto a sus hijos, Luis y Fernando. Del primero nos recuerda Huerta que fue “arrebatado por una muerte prematura” (v. 100). Y es el propio Felipe V quien toma la palabra para consolar a todos los españoles, atribulados por la reciente muerte de Fernando VI y para decirle al visitante que va a reinar en España Carlos, que será el III. Con él vienen su esposa y el hijo de ambos, el futuro Carlos IV, que tomará el título de Príncipe de Asturias. Y con ellos España volverá a una nueva Edad de Oro. Este es el fausto augurio que el poeta de Zafra recibe de labios del propio rey, ya morador del Elysio, para que lo transmita a los españoles.

Y con este esperanzador mensaje regresa el poeta, siempre acompañado de la musa Urania, su guía y compañera en el fantástico viaje. Y tras depositarlo en tierra firme, ella hace desaparecer la nube envolvente y se vuelve hacia las alturas, rauda como el viento.

Y, al volver a su casa el poeta, ve que ya en las calles las multitudes vitorean la llegada del nuevo rey.

domingo, junio 15, 2014

ALMANAQUE DE LA ILUSTRACIÓN (1896) bis



Copia a tinta china de otro de los dibujos de mi época de estudiante (éste de 1949) Tres podencos y un perrito faldero comparten la viñeta de la revista que era para mí como un pequeño tesoro bibliográfico. El caso es que yo le saqué buen partido, al reproducir a plumilla muchas de las ilustraciones que me gustaban. También aprendí de memoria una de las poesías humorísticas de Pérez Zúñiga ("El olfato del Sultán") que ya incluí en este mismo blog en una entrada anterior. Aunque, por más que la busco, no encuentro dicha entrada. De modo que, fiado de mi memoria (a pesar de todo), vuelvo a reproducir aquí la poesía festiva de Pérez Zúñiga:
 
Tiene Pepe Mantecón / por la caza tal pasión /que, seguido del Sultán, / hace al monte del Batán / cada día una excursión. / Va a conejos y a perdices /y, aunque se burlan las piezas / ante sus mismas narices,/ pasa ratos muy felices / refiriendo sus proezas. / No hay quien le gane a tirar, /según él suele decir,/ ¡qué oportuno el disparar!, / ¡qué manera de matar! / ...y ¡qué modo de mentir!./ En fin, su hermano menor / es médico en Santander / y dicen del cazador / que aun mata más que el doctor.../ ¡Certero debe de ser! / Cuando persigue un conejo / fuera inútil su trabajo / sin el Sultán, perro viejo/ que tiene color bermejo / y es fino de arriba abajo. / El cinegético afán / del perro es la perdición / de las liebres del Batán, / las cuales odian al can / con todo su corazón. /Un día con la promesa / de no volver a su casa / sin caza para la mesa, /Mantecón se va a la dehesa / sin temer al sol que abrasa./ Don José y el perro, en vano,/ cruzan el monte y el llano / y vuelta va vuelta viene / llegan a un punto lejano /donde el Sultán se detiene. / Llega el can tras de una mata / y, erguido ante ella, delata / que hay algo allí que le inquieta. / Y el amo, con la escopeta, / de herir al conejo trata. /Baja el perro la cabeza / y olfatea con cachaza, / pues nota entre la maleza / el rastro de alguna pieza, / de alguna pieza de caza. / Esto llama la atención / de Don José Mantecón / que secunda con afán / la importante exploración / practicada por el can. /Murmurando para sí / con marcada buena fe: /No me cabe duda a mí, / cuando el can se pone así / es que algún conejo ve. / Hace la mata un vaivén, / el perro en un santiamén / señala el bulto según / costumbre y el amo ¡pun! / dispara el tiro muy bien./ Mas ¡horror!, la pieza herida / fue un pastor que huyó enseguida/ con cierta parte agraciada /por una perdigonada / numerosa y escogida./ Salió el can tras el herido / y así que le hubo cogido / llevole a rastras al lado / de Don José en un estado / que no es para referido. / Lamentando aquel error, / creyó prudente auxiliar / al cazado el cazador /y así Pepe y el pastor / se llegaron a explicar: -¡Señor! ¿Qué emboscada es ésta? / - Que así mi perro las gasta./ -¿Qué hacías? ¿Dormir la siesta? /- ¿Cuál es tu nombre? ¡Contesta! / - Silvestre Conejo. / -¡Basta! / Hecha tal revelación, /tiene clara explicación / la conducta del Sultán: /¡Es mucho olfato el del can / de Don José Mantecón!

jueves, junio 12, 2014

GALERÍA DE RETRATOS (VIII)


Profesor del Seminario, uno de los más cultos entre los que componían el claustro de profesores de aquella época. Dominaba varios idiomas modernos (entre ellos el alemán y el inglés) y su erudición alcanzaba las más variadas disciplinas. Entre ellas la del Derecho. Sus ocurrencias y su zumbona ironía eran bastante conocidas por parte del alumnado.Poco amigo de canonjías y sinecuras eclesiásticas: más bien las desdeñó siempre. Buen profesor, considerado como uno de los mejor preparados científicamente, incluso en aquellas disciplinas que, como las matemáticas, siempre se han considerado un tanto ajenas al interés del clero. Le gustaba mezclar la sabiduría popular, incorporándola a su amplia cultura. De él recuerdo el consejo práctico que recomienda evitar, en lo posible, meterse en pleitos. Como sabiamente lo dice la maldición de la gitana: "Pleitos tengas y los ganes".

miércoles, junio 11, 2014

GALERÍA DE RETRATOS (VII)

Germán Cid

Su nombre perdura en el de uno de los colegios de Enseñanza Primaria de Zafra. Y con todo merecimiento, pues a él le cupo el mérito de poner en marcha este centro de enseñanza, cuando hubo necesidad de crear nuevos centros escolares, a medida que crecía la población zafrense. Al más antiguo de estos centros, el "Pedro de Valencia", se fueron añadiendo, sucesivamente, el "Juan XXIII" (1964), el "Germán Cid" (que primeramente se llamó San Eugenio, aún en vida del que fuera su primer director). Este primer nombre quería ser un homenaje a un oscuro director de Enseñanza Primaria así llamado, durante cuyo mandato se puso en marcha el colegio de nueva creación. Pero el auténtico artífice de esta puesta en marcha fue Germán Cid, allá por los principios de la séptima década del pasado siglo. De modo que, con toda justeza, se cambió el nombre del centro, en recuerdo de Germán Cid, fallecido en 1976.
De Germán Cid se puede afirmar, sin temor a equivocarnos, que fue uno de los mejores pedagogos que ha tenido Zafra en la segunda mitad del siglo XX.
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NOTA 1:  Como ampliación a esta entrada, remito a otra de fecha 30-10-2011, en la que se habla del primer nombre que tuvo el colegio Germán Cid.
NOTA 2: El "oscuro director de Enseñanza Primaria" no lo era de Enseñanza Primaria, sino de Formación Profesional y Promoción Educativa. Esta precisión me la hizo, en su momento, Juan Carlos Fernández Calderón. Consta en el comentario que en su día hizo a la entrada aludida en NOTA 1.

martes, junio 10, 2014

ALMANAQUE DE LA ILUSTRACIÓN (1896) (semel)

Cuando yo era un muchacho de 14 ó 15 años, ya estudiando en el Seminario de Badajoz, solía dedicar muchos ratos a mi hobby preferido que era dibujar. Entre las revistas y papeles que guardaba mi padre había un interesante número del Almanaque de la Ilustración, con muy interesantes dibujos. Y yo entretenía mis ratos libres en copiarlos a tinta china. Así el dibujo que acompaña a estas líneas y que muy bien podría titularse Perritos molestando a cotorra.

Por mi firma estampada al pie del dibujo veo que la fecha de ejecución del mismo data de 1948. De los datos aportados puede deducirse "lo mayor que soy". Aunque no lo parezca.


GALERÍA DE RETRATOS (VI)

Aparecen aquí los rasgos fisonómicos del personaje que me recuerda a D. José Pérez de Guzmán, maestro de enseñanza primaria en Aceuchal por los años 50 y 60 del pasado siglo. Pérez de Guzmán procedía del cuerpo de los llamados "alféreces provisionales". Muchos de estos 'alféreces' fueron incorporados al Magisterio para cubrir las vacantes que las depuraciones del franquismo habían producido en esta última corporación. Quizás debido a su procedencia militar, Guzmán empleaba con sus alumnos una disciplina cuartelaria, rigorosa. Y un pedagogo temible no es nunca un buen pedagogo. De este rigor disciplinario no escapaban ni los propios hijos del interesado. Uno de sus ex alumnos me comentaba que las clases con él eran una verdadera pesadilla.

Yo mismo, que trabajé junto a él, no lograba, a veces, sustraerme al despotismo de sus 'métodos' disciplinarios. Quizás tenga algo de 'catarsis' el hecho de haber logrado sintetizar sus rasgos fisonómicos, a manera de una liberación. 

domingo, junio 08, 2014

GALERÍA DE RETRATOS (V) bis

El mismo personaje de la entrada inmediatamente debajo de ésta, aparece ahora visto de frente. Los rasgos fisonómicos del retratado son suficientes para que se reconozca a la persona, si se conoció cuando aún vivía. En síntesis es la fisonomía de Francisco Prieto. El parecido fue en su día reconocido por una de sus hermanas, amiga mía, a la que regalé el dibujo original. Mi amiga Victoria Prieto está casada con mi también amigo Pedro Baquero. Puede que todavía conserven el primer dibujo, de factura más espontánea y, probablemente, mayor parecido con el retratado.
Aunque han pasado tantos años que lo más probable es que ya se haya perdido aquel primer dibujo original. No importaría demasiado si se perdió. Aquí está nuevamente recordado, como si se tratase de la síntesis original. Este es Prieto, Francisco, cuyo padre era conocido en el pueblo con el apodo de El Amargoso. La razón de ser de los apodos pueblerinos es aleatoria y, a menudo, injustificada. Este puede ser un ejemplo. En todo caso quiero hacer constar aquí que se trataba (y se trata) de una de las familias más distinguidas del pueblo. 

GALERÍA DE RETRATOS (V)

Una de las fisonomías piporras que mejor conseguí (hace ya muchos años) cifrar en líneas fue la de Francisco Prieto. Lo veremos también en otra versión donde su rostro aparece de frente. En este caso aparece de perfil y la decoración es imaginaria. En lo que parece una soleada galería, Francisco contempla un canario en su jaula. Junto a la amplia ventana de cristales se ve una maceta de ficus y un gato de color negro.
Francisco Prieto creo que ya no está en el mundo de los vivos, ni tampoco su esposa, Trini Carretero.
El actual alcalde de Aceuchal es hijo de Francisco y de Trini. No tengo el gusto de conocerlo, pero no descarto que en alguna de mis próximas visitas a mi pueblo natal me pase por el Ayuntamiento para saludarlo.

sábado, junio 07, 2014

GALERÍA DE RETRATOS (IV)

Don Cesáreo Bermudo, prefecto de menores
y director de la Schola del Seminario Menor

Fontanés de origen, era al comienzo de la década de los años 50, prefecto de menores en el nuevo edificio del Seminario, anexo al que había proyectado el arquitecto Sr. Vaca Morales.
 Organizó la Schola del nuevo Seminario Menor compuesta en su totalidad por voces blancas (entiendo este tipo de voces como las de los niños antes de que les cambie la voz en la adolescencia. Pero también se llama así a las voces femeninas)
 Entre esta coral de voces blancas resultaba especialmente bien timbrada la de su joven paisano Enrique Gajardo, junto a la del corito (así llaman popularmente a los naturales de Feria) Joaquín Fernández Picón. Este último es, o ha sido, profesor de órgano en el Conservatorio de Música de Madrid.

Era todo un espectáculo ver a Cesáreo Bermudo dirigir la Schola, agitando los brazos con enérgicos movimientos. Uno de los motetes en latín que figuraba en el repertorio de aquel coro juvenil era el que comenzaba O Iesu mi bone pastor, en el que Gajardo lucía su espléndida voz en un solo que rezaba así: Qui manducat tuam carnem atque bibit sanguinem / in te manet tuque in illo, ipsum alens nutriens (el que come tu carne y bebe tu sangre vive en ti y tú en él, alimentándolo y nutriéndolo)

Creo que Cesáreo, Don Cesáreo, vive todavía, acogido a una residencia de sacerdotes mayores que hay en el pueblo cacereño de Alcuéscar.

viernes, junio 06, 2014

GALERÍA DE RETRATOS (III)

Don José Fernández Sánchez Solana
En mis tiempos de seminarista, el Dr.Don José Fernández Sánchez Solana debía ser uno de los canónigos más antiguos. El hecho de que figure en el repertorio de retratos que datan de aquella época se debió a que fue miembro del tribunal que presidió el ejercicio oral en el Examen de Estado de la asignatura de Religión (1953) Yo había abandonado el seminario el año anterior y me presenté al exámen de Revalida (la "Reválida de los 7 años") en la fecha anotada más arriba. En los Apuntes para la historia de la ciudad de Badajoz, tomo VIII, pág. 220, editado por la RSEEAP, se consigna que ya era canónigo desde 1911 y que pasó a ser Arcediano en 1948.

La resolución, en unas cuantas líneas, de la faz bondadosa de este hombre me fue relativamente fácil, porque su rostro ya me era familiar desde los tiempos en que visitaba la catedral como alumno del seminario. De modo que los rasgos fisonómicos del buen señor pudieron decantarse en mi subconsciente porque éste los había previamente asimilado.

Bonachón y de aspecto bienhumorado, tal como parece adivinarse de la contemplación de sus rasgos faciales. El retrato refleja en esta ocasión un poco la psicología del retratado.

jueves, junio 05, 2014

GALERÍA DE RETRATOS (II)

Don Luis Moreno Mayoral

Don Luis Moreno Mayoral fue director espiritual y profesor en el seminario pacense de San Atón. Creo que era natural de Valdemorales, pueblo cacereño no lejos de Almoharín. En el cabildo catedralicio fue beneficiado y en el año 1987 canónigo honorario.

 En el apunte fisonómico, que de mis tiempos de alumno en el Seminario conservo, se ha conseguido, con evidente economía de medios, sintetizar sus rasgos más característicos: tersa calva, gafas a juego con las curvas de la cabeza, orejas y mentón, verticalidad de líneas entre la cabeza y el cuello y horizontalidad entre las líneas de la boca y la collareta (La vertical que uniría idealmente el puente de las gafas y la línea de la boca marca el centro de simetría del rostro)


Toda la plana mayor de la superioridad en el Seminario de aquellos tiempos está ya bajo tierra: Don Luis, Don José Rodríguez Cruz, Don José García, Don Alonso García Molano...A todos ellos debo gratitud como educadores míos que fueron en aquellos ya lejanos años.

miércoles, junio 04, 2014

EL QUE FALTABA

Foto del futuro Felipe VI (aunque en la cabecera de la misma se lea Felipe I)
La foto esta, como la anterior de Felipe V,
 ha sido tomada de la Enciclopedia de El País, t. 8, págs. 5998 y 5999


DE FELIPE V A FELIPE VI

      
Sólo un número ordinal separa a los dos Felipes de Borbón. Los otros Felipes reyes de España fueron de la rama de los Austrias: desde Felipe el Hermoso hasta Felipe IV. En los próximos días ocupará el trono de España el sexto de los reyes que se han llamado (o se llaman) Felipe, tanto Austrias como Borbones. La continuidad de la dinastía, tras la coronación de su padre, estará representada por la ternísima Leonor, la primogénita del ya virtual rey de España, Felipe VI.

Los Borbones intermedios (que van de Felipe V a Felipe VI) fueron Fernando VI (hijo de Felipe V y de María Luisa de Saboya), y Carlos III (hijo de Felipe V y de Isabel de Farnesio) La corona pasa de padres a hijos/as, sucesivamente, de Carlos III a Carlos IV y de éste a Fernando VII. A éste último le sucede su hija Isabel II y a ésta su hijo Alfonso XII y, tras él, su hijo Alfonso XIII, abuelo del rey Juan Carlos I. La dinastía pierde su continuidad en la persona de Don Juan, el padre del rey, cuya legítima sucesión impidió el dictador Franco. En los planes de éste figuraba la restauración de la monarquía borbónica, tras haber procurado adecuar ésta a la hechura política de la Dictadura. La idea de Franco parece que era adaptar la monarquía a una especie de franquismo perpetuo, en el que predominase la España de los vencedores. Tras la muerte del dictador, el ya nombrado rey de España, Juan Carlos I, frustró los propósitos del Caudillo, al manifestar su deseo de ser el rey “de todos los españoles”. Esta proclamación de principios, por parte del monarca, frustraba el propósito principal del franquismo, que no era otro que el de perpetuar las dos Españas, la de los vencedores y la de los vencidos.

El rey Juan Carlos pasó a ser garante de las libertades democráticas, tarea nada fácil, sobre todo si se considera que tuvo que mantener el tipo frente a los incondicionales del franquismo, quienes aún retenían importantes focos del poder. El golpe de Estado, con la intentona de Tejero y demás conjurados, fue la prueba del fuego de la monarquía que, a partir de ahí, fue respaldada por una amplia mayoría popular. El arbitraje de la monarquía apareció entonces lo más conveniente y hasta necesario para un país de mandamases que se resistían a perder sus prebendas y privilegios.

Hubo políticos providenciales cuyo servicio al país en esos momentos cruciales nunca se ponderará lo suficiente. Éste es el caso de Adolfo Suárez, cuyos méritos sólo se han reconocido tarde, cuando ya la ingratitud y la decepción lo habían forzado a dimitir de manera ‘irrevocable’, según el mismo interesado declaró en su momento.

Uno de los posibles errores del rey Juan Carlos ha sido el de desconfiar en algún momento de la sensatez de Suárez como timonel de la nave del Estado.

Volviendo a los Borbones, quiero referirme, a modo de anécdota, al hecho de que un poeta, nacido en Zafra y llamado Vicente García de la Huerta, ha sido uno de los pocos cantores que ha tenido la dinastía borbónica. Huerta es el panegirista por excelencia de la dinastía borbónica, representada por aquellos reyes que fueron contemporáneos del poeta zafrense: Fernando VI y Carlos III. Huerta lamentó en un poema titulado “Tagus” (el Tajo) la muerte de la reina Bárbara de Braganza, esposa de Fernando VI. Este rey falleció un año después que su esposa. Huerta dedicó otro epicedio (titulado “Nox”, la Noche) a la muerte del rey. La subida al trono del tercero de los Borbones, Carlos, fue también cantada por el de Zafra en otro poema titulado “Elysium”. Así se completa la trilogía de los poemas panegíricos del zafrense a la monarquía borbónica.

De estos poemas se hizo una edición no venal en el año 2003. Un librito de 53 páginas con los textos latinos originales de Huerta y su traducción al castellano, realizada por mí. Todo ello precedido por un pequeño prólogo.

Quien esto escribe, latinista por afición y por profesión (durante algunos años) no ha llegado a escribir ninguna loa en latín al Borbón que ha abdicado recientemente. Pero sí ha escrito varios artículos alabando la actitud del rey Juan Carlos con ocasión del llamado 23-F. Esperamos que la monarquía siga siendo tutora y amiga de la democracia para que, recíprocamente, la democracia sea amiga de la monarquía. Si es así, como espero, saludaré con alegría ("Laetitia”, en latín) la próxima coronación del futuro rey de España, Felipe VI. Y como homenaje a la esposa del nuevo rey, evocaré un verso muy oportuno, que parece alusivo al nombre de la reina consorte:

              Quot laetitias insperatas modo mihi inrepsere in sinu!

  (¡Qué alegrías inesperadas han entrado en mi pecho últimamente!)
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NOTA: He querido introducir una foto del próximo Felipe VI, pero la norma impuesta desde fuera es tajante: No se puede incluir más de una ilustración gráfica por entrada. Así que habrá que habilitar una nueva entrada que titularé (sin ninguna clase de segunda intención) EL QUE FALTABA.

lunes, junio 02, 2014

GALERÍA DE RETRATOS (I)

Miguel Garcí-Gómez, natural de Almoharín (Cáceres)
Mi compañero de clase en el Seminario de San Atón (iba inmediatamente antes que yo en la lista, por orden alfabético) se llamaba (y se llama, pues afortunadamente aún está vivo) Miguel García Gómez. Natural de Almoharín (Cáceres). No recuerdo exactamente la fecha de este dibujo, pero en él vemos al Miguel joven, aún no cumplidos  los 20 años. Así que debe datar, lo más tarde, de 1952 (en el verano de ese año dejé yo el Seminario)    Nuestro reencuentro tuvo lugar muchos años después, cuando él venía por España, con sus alumnos de la Duke University. Miguel obtuvo el Planeta de Ensayo, por su libro Mio Cid: Estudios de endocrítica. Tiene publicados varios libros más y actualmente mantiene en Internet una colección de trabajos y ediciones de textos clásicos y modernos en español. Debo agradecer a Miguel la inclusión en los citados Cibertextos de mi librito de ensayos titulado De la Vida a la Teoría. Quienes no tengan acceso a este libro en la edición de papel pueden mirarlo en los referidos cibertextos que patrocina la mencionada universidad de Carolina del Norte (USA)